Como el alumno que a pesar de que se mató estudiando no se acuerda de nada y no pudo contestar ninguna pregunta del examen en el momento en que la profesora avisa que quedan cinco minutos.
Como el futbolista cuyo equipo va perdiendo 4-0 una eliminatoria, a minutos del silbatazo final.
Como el boxeador noqueado que no se puede levantar y que está a punto de perder la pelea.
Como el acusado que sabe que lleva las de perder y que lo van a condenar.
Como el vendedor que acaba de perder un negocio importante y que sabe que se va a quedar sin laburo por haber perdido ese negocio.
Así me siento yo en estos momentos.
Se acercan momentos de decisiones difíciles... esas que uno quisiera nunca tener que tomar. Decisiones que cuestan, que duelen, y que trastruecan la vida.
En momentos así uno quisiera que el tiempo no pase, y que el momento no llegue nunca, para no tener que enfrentarse a la situación.
Hoy más que nunca quisiera que ocurriera el milagro que me salve de llegar a esa instancia... o en el peor de los casos no equivocarme.
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