jueves, 21 de agosto de 2008

Por uno que se va...

Hace algo más de 2 meses que somos compañeros y recién ahora venimos a hablar.

Giovanni es uno de mis compañeros de Karate. Neófito en esta arte marcial, hace un poco más de 2 meses que llegó al Dojo. Es colombiano, cosa de la que apenas ayer me vine a percatar.

Nos tocó, como en entrenamientos pasados, hacer la parte de Kumite juntos. Y me hice de goma el brazo haciendo golpes y defensas (un golpe con el hueso te mata). Salimos de entrenar y Giovanni se mostró preocupado por mi brazo, el cual en ese momento ya no me dolía. Me llamó la atención el acento de él (como les decía, pese a los 2 meses que llevamos siendo compañeros nunca habíamos hablado) y le pregunté de dónde era. Me contó que era colombiano, que trabajaba aquí dando clases de tango, y estuvimos un buen rato charlando.

Después sacamos nuestras cosas de los lockers y nos dirigimos a nuestros respectivos vestuarios. Cuando yo salí del vestuario, Giovanni estaba afuera ya. Cuando me preguntó qué colectivo tomaba, le dije que esta vuelta no tomaba colectivo porque andaba muy corta de monedas. Él quiso prestarme unas pero no se las acepté (recién ahora empezamos a hablar y no da) y cuando me fui, me saludó con un abrazo. Muy fraternal.

Es increíble cómo alguien que recién me conoce se porta conmigo como alguien que me conoce de hace tiempo, mientras otros que me conocen de hace tiempo, son capaces de ignorarme olímpicamente.

Lo conozco poco y nada, pero tengo que decir que Giovanni es un sol (bueno, por lo que me doy cuenta en general los colombianos son así, muy amables). Y qué sé yo, espero que esto sea el comienzo de una linda amistad.

Me doy cuenta de que es totalmente cierto aquello de que por uno que se va hay otro que llega.

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