domingo, 10 de agosto de 2008

Un corazón que se oprime de nostalgia

Hace apenas un rato, siendo las 3.40 de la madrugada y sin poder dormir, yacía en mi cama escuchando un disco con viejos temas de Nana Mouskouri que armó mi viejo la semana pasada. Canciones con las que, cabe destacar, me crié... dado que mi abuelo y mi padre las escuchaban casi a diario hace unos 20 años atrás.

Volvieron a mi mente las imágenes de una niña de 4 años que jugaba a ser cantante haciendo playback con aquellas canciones, que se aprendía las letras y las cantaba, que escuchaba esa música todas las mañanas.

Esa niña era yo hace 20 años atrás. Y hoy más que nunca, siento deseos de volver el tiempo atrás y que regresen esos tiempos en los que todo era miel sobre hojuelas.

Hoy, a los 24 años y con el alma quebrada, lucho a mas no poder por mantener viva dentro de mi corazón a aquella niña que alguna vez fui y que, de haber sabido el triste porvenir deparado, ni se apuraba por crecer.

(Qué ironía, venir a escribir esto justo en el Día del Niño.)

Niña no voy a poder volver a ser. Claro está. Me conformaría tan sólo con recuperar la alegría.

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