miércoles, 23 de enero de 2008

¿Te acordás? (Hoy: El "Borratinta")

Otra sección que no se toma vacaciones!!! Hoy se las traigo para hablar de algo que fue muy útil en su momento, especialmente en los colegios, aunque finalmente el "Líquid Paper" le ganó la batalla por goleada: el Borratinta.





El borratinta era una fibra con la que de un lado escribías y del otro borrabas.



En aquel tiempo, allá por los '90s, se utilizaba la lapicera de pluma, que tenía un trazo desprolijo y manchaba bastante. Pero no había que preocuparse por eso, ni por los errores ortográficos, ya que el borratinta borraba fácilmente. Eso si, la fibra para escribir sobre lo borrado era bastante mala y se notaba mucho la corrección. El borratinta más conocido era el Pelikan Super Pirat, que era de color amarillo, aunque también había de otras marcas menos difundidas. Del Pelikan había dos: uno amarillo, de punta gruesa (para borrar palabras enteras de un trazado) y uno azul, de punta fina (para borrar ciertas letras o detalles).



Borraba con lavandina, por lo que uno podía seguir recargando la fibra hasta que la punta se manchaba mucho y no servía más.



Los colegiales solían darles otros usos, además del citado: lo usaban también para borrar las manchas de tinta del guardapolvo (aunque por usar lavandina, a veces también borraba accidentalmente los colores de la ropa de abajo), y también se lo utilizaba de manera artística en la clase de dibujo. Se descubrió también que los marcadores Sylvapen Magicolor (que merecerían un post aparte, algún día se los daré), que tenían un "trazo mágico" para cambiar los colores, también tenían lavandina, y que el borratinta podía hacer las veces de "trazo mágico".



El borratinta todavía existe, pero es menos usado. La birome le pasó por arriba a la lapicera de pluma y por ende, el borratinta perdió la guerra contra el corrector. Aunque aún hay rebeldes que se oponen al uso de birome y corrector. El borratinta todavía no ha dicho basta...

1 comentario:

JuanM dijo...

¡Yo amaba los borratintas!

Y me negaba a creer que se usaba lavandina.
Yo mantuve siempre mi idea de una sustancia mágica que hacía desaparecer la tinta.