lunes, 7 de abril de 2008

Noveleando (Hoy: ESPECIAL - Telenovelas mexicanas que marcaron época - PRIMERA PARTE)

Hoy, lunes, día de la sección novelera, no voy a hablar de una novela en especial, sino que les traigo la primera parte (el lunes que viene les traigo la segunda) de un artículo sobre las Telenovelas mexicanas que marcaron época.

Acá lo tienen:


Un 9 de junio de 1958 a las 6:30pm salía al aire por el Canal 4 de Televicentro, Senda Prohibida, la primera telenovela mexicana. ¿Quién se iba a imaginar entonces que un mero proyecto experimental, inspirado por un exitoso radioteatro, iba a convertirse en el programa televisivo latino por excelencia y a conquistar fanáticos en todo el mundo? Hace casi seis décadas que la telenovela está con nosotros y por eso queremos homenajearla recordando a los grandes clásicos del género. ¡Acompáñanos en este recorrido!


En 1971 se realizó Muchacha italiana viene a casarse, la primera telenovela mexicana que alcanzaría fama en todo el continente. Tanta fue la popularidad de la saga de la emigrante napolitana- quien con chantajes consigue empleo en la casa de unos estrafalarios y misteriosos millonarios- que, por primera vez, se dio el fenómeno de tener que alargar una teleserie. La historia combinaba los elementos necesarios para ser un éxito: un romance amor-odio; una respetable familia que ocultaba siniestros secretos; una mansión lóbrega llena de pasadizos escondidos, y un héroe con tantos defectos como enemigos. Angélica María como Valeria Donati y Ricardo Blume como su "Giovanni Francesco" se convirtieron en una de las más recordadas parejas de los culebrones.


Si las telenovelas ya habían conquistado al continente americano fue con Los Ricos también lloran (1979) que conquistaron al mundo entero. Millones de espectadores lloraron junto a la huerfanita Mariana interpretada por Verónica Castro. Adoptada por un millonario, Mariana termina casándose con el hijo mayor de este. La popularidad de la telenovela obligó a un aumento de capítulos que llevarían a la heroína a perder la razón y abandonar a su hijo en un parque, para volver a encontrarlo quince años más tarde.


A fines de los 70's, Arturo Moya Grau inventaba para la televisión chilena una heroína "sui generis", cabaretera, alcohólica y casi una prostituta. En 1980, Televisa creó su propia versión de La Colorina, y al igual que en Chile, el cuento de una rumbera que se embaraza de un millonario y accede a venderle a su hijo, causó escándalo y sensación. Lucía Méndez, famosa en esos años por sus papeles de ingenua en Mundos Opuestos y Viviana, accedió a darle vida a Fernanda. La subtrama, en que Colorina regresa años más tarde con tres hijos entre los cuales el héroe debe descubrir al suyo, ayudó a aumentar la popularidad de la telenovela. En el 2001, Colorina pasó a ser rubia y se convirtió en La Güera Salomé apuntándole otro éxito a Edith González.


Felix B.Caignet triunfó en los años 20's con su radioteatro El Derecho de Nacer, un dramón lleno de intrigas, sexo y racismo. Fue llevada a la pantalla grande y en Cuba se hizo una telenovela. Televisa no se quedó atrás y tres veces ha narrado la historia de Albertico Limonta y sus madres: la blanca y aristocrática Maria Elena del Junco y María Dolores, una humilde negra. Brilló por su calidad la que en 1981 produjo Don Ernesto Alonso, con una ambientación fidedigna del Veracruz de los 50’s y la Vero Castro en el papel de una hija de familia que enfrenta el drama de ser madre soltera.


Espectadores de todo el mundo han aprendido historia de México gracias a las producciones históricas de Don Ernesto Alonso. Desde Carlota y Maximiliano en 1965 hasta La Antorcha Encendida en 1996, este subgénero ha dramatizado los eventos más importantes de la historia mexicana alternando personajes reales con ficticios para describir sucesos que marcaron a la nación azteca durante la Era Colonial, la Insurgencia, El Segundo Imperio, la Reforma, El Porfiriato y la Revolución mexicana. Fue en 1986 que se realizó la más ambiciosa y galardonada de estas producciones, Senda de Gloria, que abarcaba la vida del México en el Siglo XX, desde 1919 hasta 1939.


Las telenovelas han visto muchas villanas, pero ninguna tan mala como Catalina Creel de Cuna de Lobos. María Rubio se hizo famosa en el mundo como esa respetable matriarca que detrás de su parche de seda ocultaba un ojo sano y un cerebro de archi-criminal. Estafadora, secuestradora de niños y asesina en serie, la Sra.Creel tenía como única excusa, el amor que sentía por su "joven lobo" (Alejandro Camacho). Casi tan magistrales como María, estuvieron Diana Bracho y Rebeca Jones que dieron vida a las trágicas nueras de Catalina. Las escenas de amor entre Rebecca Jones y Alejandro Camacho resultaron sospechosamente reales y efectivamente iniciaron un romance durante la filmación de Cuna que culminó en un matrimonio que ha durado hasta nuestros días.


El género juvenil nació a fines de los 80’s y de la mano de Carla Estrada. La primera telenovela juvenil se llamó Quinceañera y fueron sus protagonistas un par de caritas no muy conocidas pertenecientes a una tal Adelita Noriega y a una miembro del grupo musical Timbiriche, llamada simplemente Thalía. Fue una historia que hizo época, combinando lo rosa, para siempre asociado con los vestidos que las heroínas usan para su baile de quince años, con algunas temáticas crudas para ese entonces tales como la drogadicción, la violación, los embarazos adolescentes y la delincuencia juvenil. Sebastián Ligarde se robó la novela como el villano Memo que se hizo inolvidable con su peinado "punk" y sus famosas expresiones como "Serena, Morena".


Las telenovelas infantiles han tenido muchos éxitos y uno clásico fue Carrusel en 1999. Basado en Jacinta Pichimahuida de Abel Santacruz, Carrusel narraba la vida de una maestra de primaria y su díscola clase. Gabriela Rivero fue la dulce maestra Jimena cuya vida parecía no existir fuera del espacio escolar. Entre los niños, destacaba la presumida María Joaquina interpretada magistralmente por la debutante Ludwika Paleta.


Cuando Simplemente María fue hecha en Perú, en los 60's, se convirtió en el primer fenómeno telenovelero en cruzar el continente. La escritora Celia Alcántara hizo historia con la saga de la pueblerina analfabeta que llega la gran ciudad y es engañada por un niño bien. El hecho de que esta Cenicienta lograra salir adelante por su trabajo la diferenció de sus pasivas contemporáneas y la convirtió en un ejemplo positivo para la mujer. Una historia tan potente tuvo que volver a hacerse. La última vez fue en 1989 con Victoria Ruffo en el protagónico y se convirtió en una de las telenovelas mexicanas más vendidas en el mundo.

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