Constaba de algo parecido a una mesa amarilla de plástico y dos ratoncitos imantados abajo (uno verde y uno rojo) que se manejaban por debajo de esa mesa con una varita que tenía la punta imantada. El juego consistía en juntar la mayor cantidad de dados (quesos). Aunque los más grandes en algunos casos sumaban los puntos contenidos en cada dado que lograban juntar.
Era entretenido, pero como todo, tenía sus desventajas. Una de ellas era que siempre uno de los dos ratoncitos o una de las dos varitas estaba más imantada que la otra y por lo tanto un jugador tenía más ventaja que el otro; lo mismo pasaba cuando se rompía alguna de las varitas (porque eran fácilmente rompibles).
El juego se empezó a comercializar en 1989 y se fabricó y vendió durante pocos años. Yo personalmente lo tuve, lo jugué hasta el hartazgo y lo que les expliqué antes se los puedo decir por propia experiencia. No sé dónde fue a parar mi Come queso, seguramente lo habrá tirado mi vieja que para tirar cosas a la basura es mandada a hacer, pero sí puedo decirles que inexplicablemente siempre aparecía, hasta hace unos 6 años, alguno de los daditos del juego dando vueltas por la casa de mi abuela. Misterio total.
No hay comentarios:
Publicar un comentario