martes, 13 de noviembre de 2007

Volver a ser nadie después de haber conocido la gloria

Ayer salía de entrenar y se me vino a la cabeza una frase que escuché en Hermanos y Detectives, la decía Franco: "No pueden volver a ser nadie, después de haber conocido la gloria".

Volver a ser nadie después de haber conocido la gloria...

Me pregunto por esos artistas que alguna vez tuvieron su momento de fama y hoy son nuevamente "como los demás". Algunos porque no les dan trabajo, como es el caso de Daniela Mastricchio, que de pequeña fue ultraarchirreconocida por su papel de Sol en Chiquititas, y ahora, a los 19 años está luchando por reactivar su profesión. Otros por voluntad propia, como es el caso de Ana María Orozco, que decidió alejarse de la televisión e instalarse en Buenos Aires temporalmente (actualmente está trabajando de nuevo en su país). Y otros porque cumplieron un ciclo o porque otros artistas los empañaron, como fue el caso de Twiggy, una cantante argentina que fue exitosa allá por 1994 y 1995.

Los que involuntariamente pierden la fama, ¿qué sentirán actualmente? ¿Habrán podido rehabituarse a vivir como cualquier hijo de vecino, sin esa exposición a la que estaban acostumbrados? ¿Lucharán por recobrar la fama perdida o se resignarán a quedar enterrados en el olvido definitivamente?

De cualquier manera creo que un artista, aunque ya haya pasado su momento de fama, nunca la pierde por completo, ya que siempre hay alguien que lo recuerda a pesar de todo. Gente que se acuerda y que al reconocerlo en la calle lo saluda. Como es el caso de Pedro Aragona, el niño de Regalo del cielo (que hoy tiene mi edad, si no me equivoco) que, aunque desde bastante chico no trabaja en la tele, la gente aún lo reconoce como Dieguito (uf, pensar que ese pibe fue mi primer amor platónico).

Y un artista que se retira voluntariamente, ¿qué razón podría encontrar para volver a ser un ser humano común y corriente después de haber sido famoso?

Qué sé yo. Es un tema que, como futura actriz, me inquieta.

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