martes, 11 de marzo de 2008

He sido víctima

Me afanaron. A 3 cuadras de mi casa.

Yo caminaba por Ecuador, entre Lavalle y Tucumán, y un pibe me arranca el mp3 y el celular (que yo llevaba colgados del cuello) y sale rajando. Yo primero no supe qué hacer, después grité, en eso veo que un cana que está en la otra vereda toca el pito y corre detrás del ladrón, yo corro también, el pibe da vuelta por Tucumán, en eso veo un patrullero que también lo sigue, y en Jean Jaures lo alcanzan.

Al principio el pendejo no quería soltar la sopa. Los policías no encontraban nada y el pibe dijo que no tenía el celular porque lo había tirado. Fui junto con uno de los policías a buscarlo y no lo encontramos. Los policías me tomaron los datos, también a una señora que fue testigo y que trató de agarrar al ladrón, y tomaron los datos también del pibe, al que tenían esposado.

Al final encontraron mi celular y mi mp3 entre la ropa del pendejo de mierda este (15 años... así va el mundo), uno de los policías los guardó y fuimos a la comisaría donde me volvieron a tomar los datos y la declaración, y me dieron un certificado de denuncia.

Con todo este tole tole, a Teatro no pude ir. Traté de llamar a mis compañeros para avisarles pero ninguno de los dos contestaba. Cuando terminé con todo el rollo de declaraciones, idas, venidas y demás vainas, llamé a la escuela y pedí que avisaran.

Ahora la vaina es que sigo sin tener mi celular y mi mp3, porque lo tienen que remitir al juzgado ya que son la prueba del delito. Yo lo que espero es que esto no se demore más de un día o dos (mi viejo dice que de mañana no pasa porque estas cosas son rápidas y si el que me robó es un menor de edad, con más razón), porque el mp3 al fin y al cabo no es tan importante pero el celular me es imprescindible; es mi medio de comunicación con mucha gente y además tengo todos los números ahí agendados.

Pero bue, al menos ahora aprendí que no tengo que llevar esas cosas a la vista. Aunque se complica: el mp3 no se puede llevar de otra forma, de hecho los auriculares vienen diseñados así a propósito para que uno se lo cuelgue del cuello. En invierno te lo podés meter debajo de la ropa y zafás, pero en épocas como éstas en la que uno se pone poca ropa, se torna complicado. Y con el celular lo mismo, porque si lo llevo adentro de la cartera no lo escucho.

Bue, ya veré cómo me manejaré con eso de acá en más. Ahora lo que quiero es que me devuelvan mis cosas cuanto antes.

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