lunes, 3 de marzo de 2008

Noveleando (Hoy: Piel de otoño)

Lunes, arrancamos la semana con todo, y otra vez la sección de las telenovelas. Hoy voy a hablar de una que quizás muy pocos conozcamos en Argentina ya que aún no fue televisada acá, pero vale la pena hablar de ella. Es Piel de otoño.

Trata de una buena familia, en la que Ramón, el padre de familia, progresó en su trabajo alcanzando una excelente posición económica, siempre con el amor y el apoyo de su esposa Lucía. Sus hijos Liliana y Miguel Ángel no sólo no sufrieron las carencias que sufrieron sus padres cuando jóvenes sino que lo tuvieron todo.

Sin embargo, Lucía no es feliz, porque Ramón se ha vuelto materialista y cruel. Constantemente la humilla y ha hecho que sus hijos le pierdan el respeto. Liliana, consentida y caprichosa, llega al extremo de seguir a su novio hasta España, donde el muchacho la embaraza y la abandona. Guardando el secreto de su maternidad, Liliana deja a su hija Natalia a cargo de unas religiosas y regresa a México, donde llega incluso a robar dinero a su padre para mantener a la bebita. Miguel Ángel, por su parte, es un muchacho flojo e irresponsable que cree que todo lo merece.

Lucía así se ha convertido en una sombra, un ser inseguro y triste que ya no sabe dónde quedaron sus sueños. Sus únicos momentos de alegría son cuando, a solas frente a su computadora, abre su corazón a un alma gemela que la comprende, la aconseja, y de quien, poco a poco y en silencio, se ha ido enamorando; aquel hombre misterioso cuyo rostro sólo imagina, cuya voz nunca ha escuchado, y que firma sus mensajes simplemente como “Viento”.

Su amiga Rosario también carga con una pesada cruz. Tuvo que huir con sus hijos porque su esposo es un psicópata que la golpeaba constantemente. Sus hijos, Eduardo y Gabriela no recuerdan cómo era Víctor en verdad, pues Rosario les dio la imagen de un padre amoroso y responsable que murió cuando eran pequeños. Esta mentira crea un abismo entre Rosario y sus hijos cuando Víctor los encuentra. A base de artimañas, se gana la amistad de los jóvenes, hasta lograr que Gabriela se vaya a vivir con él, y Rosario vive en un terror constante por la vida de su hija.

La de Triana es una gran historia de amor. Habiéndose marchado de España hacía tres décadas tras descubrir a su esposo en brazos de su mejor amiga, llegó a México y conoció a Martín, con quien vivió muchos años de amor y felicidad. Poco después de la muerte de su amado Martín, Triana se entera de que pronto se reunirá con él, ya que padece de un cáncer terminal. Cuando recibe la noticia de que su esposo en España también ha muerto y le ha heredado toda su fortuna, Triana se ríe de la ironía del destino. Antes de fallecer, hace su testamento y le deja a Rosario su departamento en México y a Lucía su herencia en España. Rosario y Lucía sienten un gran dolor por la pérdida de su querida amiga, y gratitud por su generosidad.

Un día, por casualidad, Lucía se entera de que Liliana tiene una hija, ¡y que piensa darla en adopción! Lucía, quien pasó su infancia en la orfandad, por ningún motivo permitirá que su nieta sufra como ella. Decidida, Lucía enfrenta a Liliana, pero ésta se niega a admitir la existencia de la criatura. Lucía acude a Ramón para pedirle ayuda y lo encuentra con Rebeca, su amante. Destrozada, Lucía recibe el golpe final cuando su hijo Miguel Ángel la culpa de su rompimiento con su más reciente conquista y le deja de hablar. Con el alma hecha pedazos y sintiendo que es un estorbo para su familia, empaca sus cosas y se marcha a España para iniciar una nueva vida y tratar de encontrar a la pequeña Natalia.

En España conoce a los amigos de Triana: Santiago, un distinguido pintor, y Jordi y Mayte, quienes la reciben con cariño y le ofrecen un hogar. Santiago y Lucía se sienten atraídos de inmediato, pero, aunque su corazón se consume de amor por Santiago, quien resulta ser en realidad “Viento”, Lucía es todavía una mujer casada y sólo puede ofrecerle su amistad.
Mientras la empresa de Ramón se derrumba por las deudas y la vida de sus hijos se hunde cada vez más en el vicio y el vacío, Lucía se transforma en una mujer nueva, elegante, segura de sí misma.

Descubre su talento para las finanzas al asociarse con Mayte y su fortuna se incrementa. Además, su alegría es inmensa cuando, con la ayuda de Santiago, por fin encuentra a Natalia. Ahora, Lucía sabe que para ser completamente feliz, para poder entregarse en cuerpo y alma a su apasionado amor por Santiago, debe volver a México una vez más y enfrentar los temores y el dolor que dejó atrás, sacar finalmente todas sus ilusiones del cajón de los recuerdos y tomar las riendas de su propio destino. Porque el amor de Santiago ha hecho vibrar su Piel de Otoño, y el amor nunca llega tarde.

La telenovela fue realizada en el 2004, pero fue televisada un año después. Fue producida por Televisa, filmada en México y España, y sus actores fueron: Laura Flores en el papel de Lucía, Sergio Goyri en el papel de Ramón, Florencia de Saracho en el papel de Liliana, René Strickler en el papel de Santiago y Raquel Olmedo en el papel de Triana, entre otros.

Fue una novela muy buena, tanto que ni parece que la historia la haya escrito Liliana Abud (conocidísima por escribir historias escabrosas, morbosas, con muchas muertes, algunas muy trágicas). Estaría bueno que la televisaran en Argentina. Pero andan un poco flojos con las novelas mexicanas acá. Pero quién sabe.

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