viernes, 12 de septiembre de 2008

Capítulo 17: Debut y despedida

En el 2004 me anoté en TEA, para estudiar la carrera de Periodismo General. Estaba más entusiasmada que cuando había empezado Diseño Web. Lo único malo era que no había turno matutino, en el vespertino no había más vacantes y no me quedó más remedio que anotarme en el turno nocturno. A lo cual me terminé acostumbrando, no era tan terrible como parecía.

Pero no contaba con el maldito sistema filtro con el que se manejaba esa escuela. No era como una facultad normal. No había exámenes, ni teoría. Era pura práctica, el aprendizaje se evaluaba con trabajos prácticos que ni siquiera se calificaban con notas normales: se calificaban con P (Publicable), CP (Casi Publicable) y NP (No Publicable) y había que tener un 60% de calificación Publicable.

Y eso no era todo: si se reprobaba una materia se iba a diciembre, si se reprobaban 2 se iba a marzo, y si se reprobaban 3 directamente se repetía el año.

Pensé que sobreviviría a dicho sistema, así que traté de meterle pata. Pero no fue fácil. Me gustaba escribir, pero hacerlo periodísticamente no era tan sencillo como podía parecer a simple vista.

La materia que más me costó, fue Técnicas de la información. Tenía muy pocos trabajos aprobados y lo peor de todo era que ese profesor tardaba en devolver los trabajos, lo que hacía más dificultoso corregir los errores.

La materia que más me gustaba era Taller, quizás por la forma que tenía el profesor (Hernán Di Bello, un groso) de dar las clases. Esas clases eran divertidas, el profe tenía una forma particular de explicar, pero sin embargo no la pude aprobar, lo cual fue muy desalentador.

Yo había decidido que si me tocaba recursar el año, no iba a hacerlo. Y así fue. La única materia que logré aprobar fue IPI (Introducción al Periodismo y a la Información).

Por esa razón decidí tirar la toalla, y con todo el dolor de mi alma me despedí de mis compañeros (lástima, era un grupo muy copado) prometiendo ir a saludarlos cuando pudiera.

Lo jodido era decírselo a mi viejo, pero él al final no lo tomó a mal. El tema fue que eso de dejar la carrera de periodismo me metió en un divague del que me costó salir, estuve desorientada y sin saber para dónde agarrar, por un largo tiempo.

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