Ya me parece escuchar por el altavoz del aeropuerto el anuncio de la salida del vuelo.
Ya me parece estar sintiendo el carreteo del avión, previo al despegue.
Ponerme por primera vez la camiseta del Barça para alentar al equipo en serio, conocer el Camp Nou, pasear, ir de compras... podría decir "laburar y ganar en euros" pero quedaría como que sólo me importa la plata, y no es así.
Entrar a una reunión y saludar con un "Bona nit!", bien a lo catalán.
Tener la playa cerca y no tener que esperar a las vacaciones para ir y pasar una linda tarde.
Probar por primera vez una auténtica paella española y el helado de turrón (por qué no habrá de eso en la Argentina, mierda!).
Viajar en el Trambaix.
Atiborrarme de turrón español hasta que me estalle el estómago.
Tener tantas ciudades de Europa cerca y poder visitarlas con sólo tomar un tren.
Y por sobre todo, cortar por lo sano y poner tierra de por medio con tantas cosas que me lo piden a gritos.
El camino ya estaba trazado. Ahora está, aunque indefinido, confirmado: DESTINO BARCELONA.
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