jueves, 2 de agosto de 2007

Se dice amor...

Cuando uno se queda solo (y me refiero simplemente a que la gente salió a hacer sus cosas, no a que ya no te quieren) termina tirado en un sillón, con los pies sobre el apoyabrazos y una fotocopia de un libro en el regazo mirando el techo.

Y esos momentos en los que esperás que alguien diga una cosa y te dice lo opuesto y terminás llorando desconsoladamente en tu cuarto solamente porque sabés que no es culpa del otro... creo que esos son los peores.

También están todas esas decisiones que tomás sabiendo que no son correctas solamente porque no podés defraudar a los demás. Ese lugar al que no te escapaste, ese beso que no diste... o ese beso que diste de más. Y la gente va por la vida pensando que adentro de tu cabeza solamente hay polvo flotando con ácaros mientras lo que realmente tenés es un ejercito de pelotudos en el cerebro que se debaten entre el deber y el querer, y eso que va más alla de las dos cosas y que es un concepto tan íntimo y tan propio que nunca compartiste con nadie.

Qué me sucede, vida, que últimamente...

1 comentario:

Anónimo dijo...

STAR- Esa cabecita que piensa, piensa y piensa. El "ejersito de pelotudos" siempre habita nuestros pensamientos, es inevitable esa lucha interna entre lo que se quiere hacer y lo que se debe hacer. Yo dirìa que hay que buscar un equilibrio entre las dos posturas, tarea "harto difícil" y a veces imposible. Uno actúa como puede o como le sale, pero fijate en el balance como te conviene actuar. A mi me gusta ser "todo corazón", pero tiene sus riezgos y a veces irreparables, pero de última te la jugaste. Este tema, es muy complicado y a veces "el corazón no entiende de razocinios, el corazón no piensa, late" .... pero tampoco se puede andar por la vida, haciendo siempre lo que uno siente, aunque sería lo ideal.